La nueva tensión Rusia-Ucrania ¿un conflicto híbrido?.

Los antecedentes del conflicto señalan que este se mantiene activo desde la anexión de Crimea en el año 2014, generado por los acercamientos de la UE y Ucrania, y el repentino rechazo de Yanukóvich al acuerdo, generando la salida del pueblo ucraniano a la calle en señal de protesta. El acuerdo y posible ingreso a la UE (y probablemente OTAN), ponía en evidente riesgo la base naval de Sebastopol. Ante ese escenario, Rusia diseñó la forma de anexar, de facto, la península de Crimea al territorio ruso de manera pacífica, empleando todo el peso de su poder frente a Ucrania y frente al resto del mundo occidental.

Rusia ha asumido la baja en comparación con el poderío que presentaba durante la guerra fría, diseñando, a partir de la doctrina Gerasimov, nuevas formas de mantener el status de primera línea. Una de ellas es la guerra no lineal, como la llaman los soviéticos, que es simplemente la nueva forma de actuar de las fuerzas rusas fuera de los campos de batalla tradicionales pero dentro de los nuevos escenarios políticos y geopolíticos.

En esta nueva forma de actuar encontramos el desarrollo de una capacidad habitual soviética, que es la de subvertir el orden público sin la necesidad de empleos militares de manera tradicional. El ejemplo actual es Ucrania y el levantamiento del secesionismo en la región de Donbas, una región económicamente importante, reclamada por el Kremlin como parte del llamado “Mundo Ruso” (https://www.ukrinform.es/) que motiva las señales del Presidente Vladimir Putin referidas a los intereses rusos en aquellos lugares donde existiera un ruso parlante.

Desde la perspectiva académica, el CEEAG hace entrega en 2021 del Trabajo de Investigación Central la Academia de Guerra (TICA), orientado al conflicto híbrido1que señala “la amenaza híbrida es un fenómeno resultante de la interconexión de diferentes elementos que conforman una amenaza compleja y multidimensional; en tanto, el conflicto híbrido es donde las partes se abstienen del uso abierto de la fuerza armada empleando una combinación de intimidación militar y explotación de vulnerabilidades económicas, políticas y otras para perseguir sus objetivos”(p.62).

Lo que se aprecia en Ucrania, pudiese vincularse a lo que se denomina un conflicto híbrido. En la región sur este de Ucrania, se ha comprobado la presencia de “hombres de verde” (https://www.bbc.com/) que patrullan las calles de Crimea y otras localidades, los que, en una campaña publicitaria, el Presidente Putin los califica como fuerzas de autodefensa de Crimea.

Hace dos días Rusia inicia ejercicios militares en la frontera sureste de Ucrania, alterando el status quo y agitándose simultáneamente medios al interior de Ucrania, al extremo que la Unión Europea y Estados Unidos hicieron declaraciones referidas a la necesidad de bajar la crisis. Este último, señaló que cooperará a la mantención de la soberanía e integridad territorial de Ucrania, como lo demuestra la publicación en The New York Times “Las tropas estadounidenses en Europa han pasado de un estado de vigilancia a crisis potencial inminente esta semana, debido a los movimientos de las tropas rusas” (https://www.elnuevosiglo.com.)

Interesante resulta la respuesta de Rusia a esta amenaza militar, que sigue adentrando esta crisis en lo no lineal. Sergei Lavrov, el canciller soviético, señaló públicamente -y a modo de advertencia- que cualquier movimiento en falso de las tropas ucranianas en la región de Donbass derivaría en un “conflicto candente” (Reuters).

Como se observa en estos antecedentes preliminares, una nueva crisis está dando señales y ampliando el escenario, dejando constancia de la combinación e integración de procedimientos convencionales, medios militares y no militares.