La tensión en la región del Indo-Pacífico.

La región del El Indo-Pacífico1 es un área de interés que en la actualidad concentra la competencia por el poder político y económico, ya que la creciente capacidad e influencia de Beijing en la región está generando presión y preocupación en actores como Estados Unidos, Francia, India, Japón y Australia, y las naciones del sud este asiático, pudiendo con ello generar un desbalance importante que es interesante monitorear debido a las tensiones que hoy se observan desde un punto de vista estratégico, especialmente en el Índico dónde para Estados Unidos, India, Japón y Australia (aliados en el Quad)2 la presencia y control en la región es clave para sus intereses.

En perspectiva, según Rusi (2020), desde la década de los años 50, la región del Indo-Pacífico se ha caracterizado por el comercio, dónde Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur, India, Japón y China, desarrollaron estrategias para incrementar sus exportaciones a Europa y Estados Unidos en un contexto de cooperación en materia económica y en un marco geopolítico que se podía considerar estable debido a los intereses comunes de los actores mencionados.

Hoy el escenario es otro. El traslado de las líneas de tráfico marítimo del océano índico al océano Pacífico (por el estrecho de Malaca) en la transición del cambio de paradigma, ha generado también un cambio en los centros de atracción mundial y un aumento de la presión geopolítica en áreas dónde los apremios estratégicos antes eran menores y locales.

Ejemplo de ello es el caso de Japón, que se bastaba con las fuerzas de autodefensa y hoy, con las modificaciones establecidas por el primer ministro Shinzo Abe, referidas a la participación del Ejército en operaciones militares de apoyo a sus aliados, cuenta con fuerzas militares que pueden participar en conflictos en el exterior, lo que demuestra la nueva realidad del área.

Por otra parte, el 19 de febrero de 2021, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, el actual presidente de Estados Unidos se refirió a la región del Indo-Pacífico como una de sus prioridades remarcando que “La competencia con China va a ser difícil. Eso es lo que espero, y lo veo con buenos ojos, porque creo en el sistema mundial por el que Europa y Estados Unidos, junto con nuestros aliados en el Indo-Pacífico, han trabajado tan arduamente para desarrollar durante los últimos 70 años” (The White House, 2021). Bajo este marco, y materializando su política exterior, Washington ha presentado al mundo un ambicioso pacto de seguridad para compartir tecnología avanzada de defensa, en un intento de contrarrestar los avances de China. El pacto estratégico fue bautizado como Aukus (del acrónimo en inglés de Australia, Reino Unido y Estados Unidos) y tiene en la mira “defender los intereses compartidos en el Indo-Pacífico” de estas potencias” (Bermúdez, 2021). Para China el problema geopolítico no es menor dada su posición geográfica, ya que las fuentes de suministros y las rutas marítimas que la abastecen, pasan por esta zona de tensión debiendo desarrollar una Armada de características monumentales para proteger sus áreas de interés; junto con eso, la costa china es de muy poca profundidad, lo que restringe su capacidad para ocultar esa fuerza estratégica y su salida al océano abierto (Martín y López-Davadillo, 2019, p. 416). La intención declarada del presidente Biden en la firma de Aukus -referida a contrarrestar el avance chino-, copa los espacios estratégicos en un área que se hace estrecha y que se ha visto tensionada por una disputa diplomática y económica entre China y Australia respecto a la intromisión de Beijing en asuntos internos australianos, lo que generó que Sídney prohibiera que sus empresas de telecomunicaciones adquirieran equipos de tecnología 5G de la compañía china Huawei, alegando motivos de seguridad nacional (BBC News, 2021), desencadenando una dura respuesta china (daño en las relaciones bilaterales) y una contra respuesta australiana (responsabilizando a China por el coronavirus). Este acuerdo Aukus se aprecia como un apoyo de EE.UU. a su aliado en esta disputa diplomática y un nuevo espacio de influencia y presencia en un área geopolítica de relevancia en la competencia China – EE.UU. por el predominio mundial. Aukus materializa también la declaración de intenciones del presidente Biden en Múnich dónde apoya el desarrollo de tecnología nuclear en Camberra y, como consecuencia, la construcción (por primera vez en su historia) de submarinos a propulsión nuclear que estarían operativos en 2030 (Rusi, 2021), a lo que Beijing ha reaccionado señalando públicamente que a partir de este acuerdo se inicia una nueva carrera armamentista y el resurgimiento de una mentalidad de guerra fría (BBC News, 2021). Esta área declarada de interés tanto por el presidente Trump como por el presidente Biden, configura una continuidad en la política estadounidense y una creciente tensión geopolítica en un espacio que contiene un 50% de la población del mundo y algo más del 50% del PIB mundial; por tanto, este tema es de interés mundial desde la perspectiva de la dialéctica de voluntades de estas potencias, y del estudio teórico del conflicto.

Finalmente, señalar que debido a su relevancia estratégica, política, económica y tecnológica, para Chile la región del Indo-Pacífico también representa una zona vital. Por ello, la Política de Defensa Nacional establece el resguardo de los intereses de nuestro país en la región a través de su participación en mecanismos de cooperación e instancias de dialogo en seguridad y defensa, además de ejercicios multinacionales en forma integrada y coordinada con los países con los cuales se comparten intereses (MINDEF, 2020, p.40).

Lo anterior es interesante, sobre todo si se considera lo señalado por Rory Medcalf, Director del National Security College (NSC) en la Universidad Nacional de Australia3, respecto a que, a futuro, lo que se espera en este ambiente para evitar una mayor tensión es la cooperación, la solidaridad y la resiliencia. Y para ello, la multipolaridad de la región entre países como Japón, India, Australia será esencial” (Asia and the Pacific Policy Society, 2018) y, en ello, Chile podría tener un rol importante que jugar.